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Tal como se había anunciado, el Gran Hotel Bristol, situado en la calle Teniente Rey, en el centro histórico de La Habana, ha reabierto sus puertas al turismo.
Con la distinción de Kempinski Hotels, este es el segundo establecimiento de la cadena, siendo el primero el Gran Hotel Manzana, ubicado a pocas cuadras.
Dispone de piscina, animación nocturna, servicio de taxi, salón de reuniones y otras novedades, además de sus 162 habitaciones y su ubicación central, cerca de lugares emblemáticos como el Capitolio de La Habana.
Inspirado en el estilo Art Decó de la década de 1930, sus habitaciones también cuentan con TV de pantalla plana, un panel de control individual y conexión wifi, así como una piscina en la azotea.
El Bristol fue fundado en 1924, durante el primer auge hotelero en Cuba, cuando la Ley Seca en Estados Unidos atrajo a numerosos turistas estadounidenses a las costas cubanas. Según registros de la época, su creador fue el hacendado asturiano Estelvino Alfonso Trapiello, quien residía en México.
Sin embargo, al igual que todos los hoteles construidos en Cuba en los años 20, enfrentó la gran crisis económica del 29 y la violencia política de la década de 1930, lo que impactó negativamente el turismo en la isla.
En la década de 1980, contaba con una categoría de dos estrellas y había incrementado el número de habitaciones a 124. Sin embargo, los años 90 y el Periodo Especial marcaron su declive. Posteriormente, fue utilizado por familias necesitadas y pasó a ser un hogar de tránsito, convirtiéndose eventualmente en un edificio multifamiliar después de 70 años de existencia.
Con la intervención de Kempinski Hotels y una historia que supera el siglo, el hotel revive gracias a la completa restauración de un espacio antiguo cercano al edificio original.
Aunque preservó la fachada original, el interior presenta un diseño contemporáneo que combina influencias locales, manteniendo el espíritu del Art Decó de los años 1930. También incluye una suite presidencial de 135 metros cuadrados, bares, dos salas de juntas y un gimnasio para el viajero actual.