Foto: Archivo | CN360
Desde hace varios meses, en diversas provincias de Cuba, se observan cuatriciclos de colores azules y blancos, caracterizados por una estructura singular, donde algunos tienen un diseño más abierto y otros más cerrado, pero todos comparten un rasgo crucial: son vehículos eléctricos.
La prolongada crisis económica en Cuba ha afectado, en primer lugar, la disponibilidad de gasolina y petróleo para el transporte tanto público como privado. Como resultado, los conductores de automóviles y otros vehículos han pasado de esperar largas colas en las estaciones de servicio a guardar sus autos por la falta de combustible, además de enfrentar un mercado deprimido de piezas de repuesto.
Mientras tanto, tanto en el sector estatal como en el privado, los triciclos y cuatriciclos eléctricos han experimentado un notable aumento en las calles. Actualmente, se estima que circulan entre 40,000 y 50,000 motos eléctricas en el país, según indican las autoridades.
De acuerdo con datos oficiales, Cuba ha ensamblado hasta ahora 5,000 de estos vehículos, pero la meta es alcanzar el doble en cuanto a cuatriciclos. Elier Pérez, director de Minerva, la fábrica responsable de este proceso en Santa Clara, Villa Clara, ha manifestado a medios de comunicación que también se espera ensamblar 2,000 vehículos de tres ruedas en 2022.
La planta Minerva, ubicada en una antigua fábrica de camiones soviéticos que ya no está en operación, es donde se ensamblan la mayoría de estas motos, muchas de las cuales son importadas de China o Vietnam. En una sección de la nave, se pueden ver filas de triciclos listos para su venta.
La iniciativa ha sido bien recibida, ya que ayuda a mitigar la grave crisis del transporte nacional, aunque no es accesible para todos. El precio promedio de estos vehículos oscila entre 4,000 y 8,000 dólares.
Hace tres años, el gobierno comenzó a fomentar el uso de vehículos eléctricos, introduciéndolos en empresas estatales para su personal, y hoy en día incluso se utilizan como apoyo al transporte público. La meta a largo plazo es reducir el consumo de combustible, tanto diésel como gasolina, además de mitigar el impacto ambiental relacionado con la contaminación.
No obstante, este es solo el comienzo de una alternativa que podría verse afectada rápidamente, ya que los directivos de la empresa ensambladora advierten sobre la posible escasez de piezas de repuesto para estos vehículos. Asimismo, la severa crisis energética que atraviesa el país no garantiza un suministro suficiente para recargar los vehículos en su uso diario; aunque, según el director de política estratégica del Ministerio de Energía, Ramsés Calzadilla, este déficit no impedirá el funcionamiento de los vehículos eléctricos. “Podríamos decir que una moto eléctrica es muy similar a un refrigerador en términos de consumo”, apunta Calzadilla.