Foto: REUTERS
Texto: Hugo León
Expertos del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología (Insmet) han indicado que en los días restantes de la temporada ciclónica se reducirá considerablemente el impacto de los sistemas meteorológicos en Cuba, aunque advirtieron sobre la presencia de algunos sistemas en el área y que se están monitoreando otros.
La temporada ciclónica para la isla finalizará el 30 de noviembre, y los especialistas apuntan que la frecuencia de estos fenómenos debería ser menor, ya que la actividad ciclónica en el océano Atlántico se reduce en este mes en comparación con septiembre y octubre, lo que resultaría en menores afectaciones para Cuba.
Por lo general, las precipitaciones disminuyen en relación con los dos meses anteriores, añadieron, ya que en noviembre se produce la transición de la temporada lluviosa a la menos lluviosa en el país, ocasionando un cambio en los patrones de circulación atmosférica, lo que genera una mayor interacción entre los procesos y sistemas tropicales y los de latitudes extratropicales.
Asimismo, el Insmet señala que entre las características del próximo mes se observa una disminución de la influencia del anticiclón del Atlántico en comparación con los meses anteriores, lo que, junto con la llegada de los primeros sistemas frontales, propiciará cambios más frecuentes en las condiciones climáticas.
Igualmente, los modelos indican que el fenómeno conocido como “La niña”, que provoca un enfriamiento en las aguas oceánicas, alcanzará su máxima intensidad a finales de este año, para luego comenzar a debilitarse a inicios de 2023.
¿Cómo ha sido esta temporada ciclónica?
La temporada ciclónica en Cuba inicia en junio de cada año, y este año se ha caracterizado por ser más compleja que las anteriores, según afirmó un meteorólogo consultado por Cuba Noticias 360.
A pesar de que gran parte de la temporada no fue muy activa, Cuba sufrió el impacto de Ian, un huracán de gran categoría, esto es, de categoría tres o superior, algo que no se había registrado en años previos. De hecho, desde Irma, no había pasado por Cuba ningún ciclón de esta magnitud hasta la llegada de Ian, que dejó significativos daños en Pinar del Río y otras áreas del occidente cubano.
Además, otro sistema, aunque no era un huracán, provocó inundaciones en el occidente cubano a mediado de año a causa de intensas lluvias, generando graves daños en varias provincias, incluida la capital.