¿Qué ocurre con la fabricación de hostias en la Iglesia católica de Cuba?

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Foto: RRSS

Después de que se hiciera pública en Cuba una declaración oficial de la congregación de religiosas católicas Carmelitas Descalzas en La Habana sobre la escasez de insumos para la producción de hostias para las diócesis cubanas hace quince días, esta semana la orden religiosa anunció la reanudación de dicha producción.

El proceso de elaboración de lo que los fieles católicos consideran “el cuerpo de Cristo” se reinició tras recibir donaciones de harina y la asignación estatal de este producto.

“Nos ha llegado harina de la gente sencilla de nuestras comunidades, de instituciones y de lugares como Miami (EE.UU.), Puerto Rico, España, así como la asignación que recibimos del Estado”, informaron las religiosas a través de un post en el perfil de Facebook del medio católico Vida Cristiana.

La reanudación del suministro se produjo después de que la noticia sobre la falta de harina para la elaboración de hostias se volviera viral hace dos semanas. “Esta noticia se difundió ampliamente y, gracias a las redes sociales, este simple comunicado ha llegado a lugares lejanos. El que realizó la multiplicación de los panes ha demostrado su poder con la multiplicación de la harina”, escribieron las religiosas, quienes también expresaron su gratitud a quienes colaboraron.

En este sentido, ante las donaciones y asignaciones estatales de harina de trigo, la congregación religiosa anunció que su reanudación se enfocará en “poder ofrecer este servicio a la Iglesia lo más pronto posible”.

La escasez de harina de trigo en Cuba ha sido una situación constante durante todo el año 2022. Las autoridades de la isla han intentado encontrar sustitutos para este ingrediente esencial en la elaboración de panes y galletas, alimentos que son parte de la dieta diaria de los cubanos, pero hasta ahora no han logrado estabilizar el suministro.

Además, el costo de los panes y galletas ha incrementado de manera alarmante; una bolsa de pan puede costar hasta 280 pesos cubanos. Esto ha obligado a los habitantes de la isla a formarse en largas colas durante horas en las panaderías estatales, donde también hay escasez de insumos, pero se venden a precios más accesibles para la economía doméstica.

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