La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) llevó a cabo hoy su sexta cumbre, contando con la asistencia de más de una decena de mandatarios.
Entre los presidentes presentes se destacó la llegada a la capital mexicana de los líderes de Venezuela, Perú, Cuba y Uruguay; mientras que se notó la ausencia de Sebastián Piñera de Chile, Iván Duque de Colombia, Jair Bolsonaro de Brasil y Alberto Fernández de Argentina.
De acuerdo con el diario El País, el presidente venezolano no había salido de su país desde que en 2020 Estados Unidos solicitara una recompensa de 15 millones de dólares por su captura, acusado de narcoterrorismo. Este podría ser el motivo por el cual su asistencia no estuvo completamente confirmada hasta su aterrizaje casi sorpresivo.
El anfitrión López Obrador propuso la creación en la región latinoamericana de “algo similar” a la Unión Europea (UE) con el objetivo de reemplazar la OEA. Parte de la agenda de la cumbre incluyó la creación de un fondo de desastres para América Latina, en respuesta a los efectos del cambio climático; la elección de un nuevo presidente pro tempore, cargo que México ocupa desde enero de 2020; y continuar con el convenio constitutivo de la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE), cuyo establecimiento está pendiente. Sin embargo, otros incidentes ocurridos durante la cumbre acapararon la atención mediática.
Las diferencias políticas e ideológicas generaron tensión en el encuentro. Los presidentes de Paraguay, Mario Abdo Benítez, y de Uruguay, Luis Lacalle Pou, no ocultaron su incomodidad al compartir el espacio con Maduro y Díaz-Canel.
El mandatario venezolano, como es habitual en este tipo de reuniones, defendió tanto a su gobierno como al de Cuba: “debemos superar el divisionismo que se ha instaurado en América Latina, así como el acoso a la revolución bolivariana y ahora al constante acoso a la revolución cubana y a la revolución nicaragüense”; y como un intento de responder a algunos participantes, añadió: “tenemos suficientes razones para criticar a algunos de ustedes, pero no vinimos a hacer eso”.
El momento más intenso de la cumbre fue, sin duda, el enfrentamiento entre el presidente cubano y el uruguayo Luis Lacalle, tras concluir la ronda de intervenciones. Este último citó la canción “Patria y Vida” para señalar la represión en Cuba, refiriéndose al gobierno como un “régimen”. Díaz-Canel no se quedó callado y llegó a calificar a Lacalle de neoliberalista, ignorante e incluso de mal gusto musical.
No obstante, la falta de fluidez y habilidades de improvisación del gobernante cubano en comparación con el discurso de Lacalle, que se dirigió a la cámara, podría hacer que la batalla comunicativa resultara desigual.
“Si el presidente Lacalle quiere discutir cosas con nosotros que busque un espacio”, concluyó el mandatario cubano en lo que fue su primera participación en la cumbre de CELAC; sin embargo, no se le concedió más la palabra al uruguayo. El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, tuvo que intervenir para evitar que la situación se desbordara.
Así transcurrió esta jornada, que, sin duda, dejó claras las posturas de los participantes.