Foto: Roy Leyra
Texto: Mónica Fernández
“Desde que se anunció ayer la declaración del 20 de noviembre como Día Nacional de la Defensa, sabíamos que teníamos que responder a todos los que han estado apoyando esta marcha.” Con estas palabras, el dramaturgo Yunior García Aguilera, figura visible de la plataforma Archipiélago, comunicó que la Marcha Cívica por el Cambio se adelantará al 15 de noviembre de 2021.
La convocatoria de la marcha, respaldada por el artículo 56 de la Constitución cubana, busca denunciar la violencia, exigir el respeto de los derechos de todos los cubanos, pedir la liberación de los presos políticos y abogar por una solución democrática y pacífica a los conflictos entre el gobierno y la ciudadanía. Estos problemas han escalado de manera muy evidente en el último año: desde un pequeño grupo el 27 de noviembre de 2020 con la llamada “Revolución de los aplausos” ante el Ministerio de Cultura, hasta miles de personas a lo largo del país el 11 de julio pasado.
Durante la conferencia de prensa de este viernes, Fernando Almeida, también miembro de Archipiélago, resumió la esencia del evento: “El primer paso para lograr nuestra verdadera libertad es darnos cuenta de que al ejercer nuestra ciudadanía y civismo (…) ya estamos ganando a un sistema que nos ha enseñado a vivir en el ostracismo, en el silencio y, por ende, en la alegalidad. (…) El derecho a manifestarse, incluso si no estuviera contemplado en la Constitución, sigue existiendo. Es un derecho inherente a nuestra condición humana.”
No obstante, numerosas personas han vivido en carne propia que este derecho es fácilmente vulnerado. Se han acumulado reportes de detenciones en el momento de entregar las cartas de notificación para la protesta, e incluso de funcionarios públicos negándose a recibirlas. El mismo Yunior García sufrió una interrupción en su discurso durante la conferencia, al serle cortado el servicio de Internet.
La marcha no solo fue reprogramada, sino que también se sugirió el uso del color blanco. Resulta trágicamente irónico que vestir de ese color pueda evitar episodios de violencia, tras años de continuas detenciones de las Damas de Blanco.
Desde el punto de vista logístico, el cambio de fecha representa un reto para una protesta cuyo éxito ya era incierto. Al pasar de un sábado a un lunes, los estudiantes y trabajadores podrían ser movilizados al finalizar la jornada. Si cuando las protestas fueron espontáneas, el gobierno no dudó en desplegar a militares y civiles armados, ¿por qué debería pensarse que esta marcha recibirá un tratamiento distinto?
Adicionalmente, la circulación de dos fechas contribuye a la fragmentación de la información. Se espera que, a medida que se acerque la fecha, ETECSA restrinja el acceso a Internet y los organizadores identificados públicamente sean detenidos en sus hogares. Sin embargo, lo que es innegable es que el hashtag #15N ya está circulando en las redes sociales, y los usuarios comienzan a proponer ideas para superar algunos de los obstáculos que se presentan.
Aunque es cierto que en años anteriores noviembre fue escenario de ejercicios militares, resulta sospechosamente coincidente que el gobierno cubano eligiera precisamente el 20 de noviembre como Día de la Defensa. Las imágenes de los “boinas negras” patrullando la ciudad aún están frescas en la memoria colectiva, y se conoce lo que estos ejercicios militares pueden implicar para quienes decidan manifestarse pacíficamente en las calles.