Foto: Jorge Luis Borges | Cuba Noticias 360
El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social ha establecido un Reglamento sobre el teletrabajo y el trabajo a distancia, en medio del momento más complejo que enfrenta la isla debido al impacto de la pandemia, que ha obligado a muchos a salir del ámbito físico de su lugar de trabajo.
Publicada en la Gaceta Oficial, la Resolución 71 de este año regula estas modalidades de trabajo en términos de objeto y ámbito de aplicación, además de la infraestructura tecnológica y el control de las actividades.
Este documento legal aclara que los dispositivos y medios informáticos que utilizará el trabajador, así como la conectividad en el caso del teletrabajo, deben ser asegurados por el empleador, quien certificará que cumplen con los estándares requeridos para el desempeño de su trabajo.
Si los dispositivos y medios informáticos son propiedad del trabajador, el empleador deberá garantizar su mantenimiento y la conectividad necesaria para realizar las funciones laborales.
La norma también define el trabajo a distancia como “la forma de organización en la que el trabajador realiza su actividad alternando la presencia física en la entidad, su domicilio u otras unidades”.
En el mencionado documento, estructurado en tres Capítulos, seis Secciones, una Disposición Transitoria y una Disposición Final, se especifica el ámbito de aplicación de estas modalidades de trabajo, se conceptualiza cada una de ellas y se determinan los elementos que deben incluirse en el contrato de trabajo o en el suplemento que firman las partes, según corresponda.
Por su parte, se define el teletrabajo como el intercambio de información que depende de tecnologías, utilizando correo electrónico, redes sociales, mensajería y otros mecanismos asegurados por el empleador.
Esta Resolución indica que los trabajadores que se acogen a estas modalidades de empleo reciben la misma remuneración por su labor y gozan de los mismos derechos que aquellos que están físicamente presentes en la entidad.
A pesar de que aún se necesita mucho por organizar en esta modalidad de trabajo, es evidente que el COVID-19 ha acelerado su adopción; resta por ver si la infraestructura realmente acompaña al marco regulador establecido.