Foto: La Voz del Sandinismo
Recientemente, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, designó a su ministro asesor en políticas y asuntos internacionales, Sidhartha Francisco Marín Aráuz, como el nuevo embajador en Cuba. Esta decisión se produce en un contexto donde se ha anunciado la implementación de un régimen de libre visado para los ciudadanos cubanos que deseen viajar a Nicaragua.
Marín Aráuz, quien ha desempeñado funciones como representante permanente de Nicaragua ante la ONU y embajador en Ecuador, sustituye en este cargo al periodista argentino nacionalizado nicaragüense, Luis Cabrera González, según un comunicado de EFE.
Es importante recordar que Cabrera González ocupó el puesto de Embajador de Nicaragua en La Habana desde 2007, tras el retorno al poder del líder sandinista Daniel Ortega, momento en el cual se restablecieron las relaciones diplomáticas con Cuba.
Esta decisión se tomó cuatro días después de que el Gobierno de Nicaragua, a través del Ministerio de Gobernación, anunciara el libre visado para los ciudadanos cubanos como una medida «humanitaria» destinada a beneficiar a aquellos con familiares en el país centroamericano.
Según una resolución del Ministerio de Gobernación, que entró en vigencia el lunes pasado, se exime del visado a todos los cubanos que deseen ingresar a Nicaragua «con el fin de promover el intercambio comercial, el turismo y las relaciones familiares humanitarias».
Durante los períodos en que Nicaragua ha estado bajo el gobierno de Ortega, las relaciones entre Nicaragua y Cuba se han mantenido estrechas, con un primer ciclo que abarcó de 1979 a 1990, y un segundo que comenzó en 2007.
Además, ambos países son miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (Alba). Cuba, por su parte, respaldó la decisión de Nicaragua de retirarse de la Organización de Estados Americanos (OEA) después de que este organismo descalificara las elecciones del 7 de noviembre, en las que Ortega fue reelegido.
En este sentido, la 51 Asamblea General de la OEA expresó que las elecciones en las que Ortega se aseguró un quinto mandato de cinco años, con sus principales oponentes encarcelados, «no fueron libres, justas ni transparentes y carecen de legitimidad democrática».
Como resultado, Nicaragua formalizó su denuncia de la Carta de la OEA y anunció su salida del organismo, un proceso que tomará dos años, convirtiéndose en el segundo país, después de Venezuela, en solicitar su salida de la OEA.
En cuanto a Cuba, fue excluida del sistema interamericano en 1962 debido a sus lazos con el bloque comunista soviético y sus diferencias con EE.UU. A pesar de que los miembros de este bloque solicitaron la reintegración de la Isla en 2009 durante la V Cumbre de las Américas, el gobierno cubano reiteró su falta de interés en regresar.