“‘Miel para Oshún’ celebra 20 años”

Lo más Visto

Hace 20 años en el cine Chaplin de La Habana, se estrenaba la película cubana Miel para Oshún, dirigida por el reconocido Humberto Solás y protagonizada por Jorge Perugorría, Isabel Santos y Mario Limonta. Y exactamente 62 años atrás, el 24 de marzo, se fundaba el ICAIC, la institución estatal que ha acompañado, aunque no siempre de la mejor manera, a gran parte del cine y cineastas cubanos.

«Un cubano que regresa, tras vivir desde su infancia en Estados Unidos, busca conformar un testimonio conciliador y humanístico entre los cubanos de adentro y los de afuera, entre aquellos que eligen el camino del amor a su país y del comportamiento ético respecto a su presente y futuro», resalta el portal Cubacine.

A pesar de que esta propuesta significó una razonable y momentánea renuncia de Humberto Solás a los filmes histórico-literarios como Cecilia, Amada, Un hombre de éxito, y El siglo de las luces, se convirtió en una película que abordó la contemporaneidad a partir de la apuesta por la reconciliación y el amor a lo propio, simbolizados en el abrazo entre la madre ausente y el hijo extraviado, las aguas dulces de Oshún y las saladas de Yemayá, la Cuba entrañable y la ajena.

Solás, refiriéndose a Miel para Oshún, dejó claro que su intención no era avivar el fuego de la polémica, sino reflexionar sobre sus consecuencias y contribuir a sanar las inevitables heridas.

El vínculo entre Jorge Perugorría, Isabel Santos y Mario Limonta, el trío protagónico de este proyecto, resultó ser una fusión de melodrama, tragedia, road movie y comedia de costumbres. El filme fue rodado en solo seis semanas, con un equipo técnico y artístico mínimo, bajo un presupuesto reducido y en locaciones a lo largo de toda la Isla: La Habana, Varadero, Sancti Spíritus, Camagüey, Holguín, Gibara y Baracoa.

Uno de los grandes aportes del filme fue la apertura del cine cubano a la tecnología digital y el entusiasmo que generó, el cual más tarde dio vida en Gibara al Festival Internacional del Cine Pobre, hoy conocido como Festival Internacional de Cine de Gibara, impulsado por el reconocido actor y director Jorge Perugorría.

Miel para Oshún ganó el Premio Especial del Jurado en el XXIII Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana, así como el Premio Paoa al mejor actor de reparto para Mario Limonta en Viña del Mar (Chile), y el Premio Ariel a la mejor película iberoamericana. Además, fue seleccionada como parte de la selección oficial en el Festival de Toronto y estuvo nominada al Premio Goya como mejor película extranjera de habla hispana.

Por otro lado, el ICAIC celebra 62 años de su fundación. Aún recordamos algunas frases y escenas que han dejado huella en la filmografía cubana. Pensamos en: “Felo, ¡tu madre!” (Los pájaros tirándole a la escopeta; Rolando Díaz; 1984), “¡Lo maté tigre, lo maté!” (Vampiros en La Habana; Juan Padrón; 1985), “Si me pides el pescáo te lo doy (Te lo doy, te lo doy, te lo doy…)” (La bella del Alhambra; Enrique Pineda Barnet; 1989), “¡Está viva! ¡Te la voy a entregar viva!” (Clandestinos; Fernando Pérez; 1987).

Tampoco olvidamos: “Eso habría que verlo, compay” (Elpidio Valdés, la película; Juan Padrón; 1979), “¡Virgencita, apretaste!” (Lista de espera; 2000; Juan Carlos Tabío) y más recientemente “Yo nunca lo besé” (Inocencia; Alejandro Gil; 2018). Sin embargo, este año ha sido diferente. Sin festival, ni cines abiertos, ni estrenos. Todo se ha detenido, y durante la cuarentena, quizás hemos consumido más cine que antes. Esta institución ha tenido que adaptarse, sin duda.

Este miércoles, además, se llevó a cabo la reapertura del cine Charles Chaplin en La Habana, el cual fue sometido a una reparación capital desde junio del año pasado.

El presidente del Instituto, Ramón Samada Suárez, enfatizó que el Chaplin es una de las principales salas de exhibición cinematográfica en Cuba y a lo largo de su historia ha acogido casi todas las premieres de filmes cubanos, marcando así su lugar en la historia del cine y la cultura cubana.

El emblemático cine requería desde hace tiempo un nuevo sistema de climatización, así como un proyector y una pantalla, junto a un sistema de audio, lo que garantizará una mejor calidad de imagen y sonido.

Asimismo, se intervino el falso techo, se renovaron las telas que recubren las paredes laterales, la cortina y el escenario, aspectos que contribuyen a un mejor confort para el público que asista al Chaplin.

Para esta reapertura se seleccionó un programa compuesto por los documentales El arte del tabaco (1974), de Tomás Gutiérrez Alea, y Now! (1965), realizado por Santiago Álvarez.

El primero de ellos es una copia restaurada gracias al acuerdo entre la Cinemateca de Cuba y el Archivo de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, mientras que Now! representa una de las obras más destacadas del padre del Noticiero ICAIC Latinoamericano, cuya edición 49, correspondiente a 1961, fue proyectada durante el evento.

Aún en medio de la crisis, el cine y las producciones cubanas en general han dejado testimonio de lo mucho que hemos logrado reinventarnos para vivir y enfrentar estos días inciertos que, probablemente, nunca olvidaremos. Aún queda mucho por decir y descubrir. Las imágenes y los rostros, a pesar de las mascarillas, esperan en toda la Isla.

Más Noticias

Últimas Noticias