Foto: Manuel Alejandro Rodríguez
Se presenta un doble discurso: lo que las autoridades cubanas afirman (o prefieren omitir) según su conveniencia, y la realidad del encuentro ocurrido este viernes en el cine Chaplin, donde un grupo de cineastas de la Isla planteó su desacuerdo con las políticas culturales actuales y denunciaron, principalmente, la censura que afecta a numerosos realizadores cubanos.
“Nuestro cine será libre, o no será”, es una de las maneras en la que se define la iniciativa llamada Asamblea de Cineastas Cubanos, surgida hace un par de semanas tras la transmisión sin permiso del documental La Habana de Fito, dirigido por Juan Pin Vilar, en un programa de la televisión estatal.
El grupo inicial contaba con apenas 58 creadores, quienes criticaron a las autoridades culturales por violar “una y otra vez principios éticos”. Hoy, son más de 600 los firmantes de su manifiesto, abarcando todas las generaciones y especialidades dentro del gremio.
Pero centrémonos en el encuentro: ¿qué dijo el MINCULT tras más de 5 horas de diálogo? Primero, es vital mencionar quienes estuvieron presentes: “Participaron el miembro del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Rogelio Polanco Fuentes; la Viceprimera Ministra, Inés María Chapman; el Ministro de Cultura, Alpidio Alonso; el Presidente del ICAIC, Ramón Samada; el Presidente de la UNEAC, Luis Morlote; el Vicepresidente de la Asociación Hermanos Saíz, Yasel Toledo; así como funcionarios del MINCULT, del ICAIC y otros escritores y artistas”.
La nota continúa: “En la reunión se propuso una plataforma de trabajo conjunta entre el ICAIC y los realizadores para buscar soluciones a los problemas del desarrollo de la producción audiovisual y cinematográfica. Se creará un grupo de trabajo de las instituciones y los artistas para el seguimiento de las tareas”.
Para cerrar con proclamaciones triunfalistas: “Los planteamientos de los artistas recibieron la mayor atención de los dirigentes de las instituciones. Los artistas escucharon con interés los argumentos de los representantes y expresaron sus opiniones con total libertad. La reunión se desarrolló en un clima franco, constructivo y de respeto mutuo, tal como caracteriza la política cultural de la Revolución”.
Por fortuna, los cineastas no permanecieron en silencio, ni en el Chaplin ni en las redes sociales, y compartieron la verdad de lo que ocurrió. El actor cubano Luis Alberto García criticó la narrativa oficial y oficialista: “que yo repelo y detesto. Relatoría infiel hasta la médula”.
“¿En serio? ¿Estuvimos, ustedes y nosotros, durante horas, dentro de la Sala Charles Chaplin, pero en dos dimensiones diferentes? ¿Dos mundos? ¿El Hotel Ambos Mundos?”, expresó García en su perfil de Facebook.
“Cualquiera que NO HAYA ESTADO en esa reunión de manera presencial y lea esta nota informativa, podría inferir que aquello fue dame la mano y danzaremos, dame la mano y me amarás, como una sola flor seremos, como una flor y nada más. Y después, el gatico Vinagrito”, añadió.
“Hace mucho tiempo no escuchaba en Cuba argumentos tan tristemente feroces, expuestos con sinceridad y valentía. Sin miedos. Sin trastiendas. Se les dijo frontalmente a todos esos funcionarios o dirigentes todo lo que han hecho mal; les cantamos las cuarenta (con Rolando Laserie), sacamos a flote sus desmanes, ninguneos, olvidos, esos comportamientos que surgen de testosteronas stalinistas y puro viagra de soberbia bruta, sus suspicacias, los linchamientos mediáticos ordenados desde no sabemos dónde”, expuso Luis Alberto.
Por su parte, la editora Lilmara Cruz mencionó: “A esos funcionarios y dirigentes se les dio la grandísima oportunidad allí de saber por dónde se puede restaurar el camino de la administración de la cultura, y más que eso, permitir un florecimiento cultural; y si ellos no aprovechan todo lo que se les brindó, allá ellos; pero creo que nosotros hicimos una pincha que tocaba hacer, y la hicimos “con todos los hierros” que pudimos”.
Asimismo, comentó: “Hasta el último momento estuvimos tratando de hacerles ver que nuestro desvelo es la libertad, que lo que pedimos es que nunca más estén cerradas las puertas de los cines para las películas o para los cineastas, y que hace tiempo no se sostiene ya esa defensa de la censura en nombre del miedo a supuestamente darle la razón al enemigo. No se sostiene”.
La propia Asamblea de Cineastas Cubanos emitió un comunicado al respecto: “Temas medulares como el ejercicio continuado de la censura, la política cultural y el panorama del cine cubano actual, compuesto por cineastas diseminados por todo el mundo, de diferentes ideologías, generaciones y tendencias, fueron analizados en un extenso debate”.
El profesor cubano Gustavo Arcos Fernández-Brito escribió tras este encuentro: “No es cuestión de si en el cine se habla bien o mal de la Revolución. Lo verdaderamente importante es que se hable de Cuba y de su gente. Tuvimos una Revolución, pero Cuba y su destino son mucho más grandes e importantes que su Revolución”.