La hamburguesa celebra a nivel mundial, pero en Cuba su precio la excluye de las mesas.

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Foto: Shutterstock

La mayoría de quienes han superado los 40 años evocarán aquellas hamburguesas conocidas como “Zas” o “Superzas”, que se vendían junto con el correspondiente ticket proporcionado por los CDR, para mitigar un poco el hambre en el llamado Período Especial.

Para ser honestos, aquellas hamburguesas que se ofrecían junto a una jarra de refresco de cola eran una verdadera delicia, un manjar en medio de la necesidad colectiva. Posteriormente, con algunas mejoras en la economía y la llegada de las ayudas de Venezuela, las “Zas” fueron desapareciendo, dando paso a una variedad de hamburguesas que se ajustan a diferentes tipos de bolsillos.

Este 28 de mayo, al celebrarse el día de este producto tan suculento como calórico, debemos reconocer que la hamburguesa no está pasando por su mejor momento en Cuba. O quizás sí, dependiendo de la perspectiva o del bolsillo desde el cual se mire.

Por ejemplo, una hamburguesa que no tiene nada que envidiar a las famosas de McDonald’s o a otros productos similares en el extranjero puede costar alrededor de 1000 pesos o más en las cafeterías o restaurantes del país. Un precio que resulta prácticamente inalcanzable para quien vive de un salario estatal.

En este contexto, es justo señalar que la hamburguesa se ha integrado al ya no tan exclusivo grupo de alimentos reservados para una minoría, ya que para el cubano promedio, cada vez se aleja más de su paladar. Además, en los establecimientos privados, se ofrecen en diversas variantes, donde el precio a pagar incrementa según la cantidad de ingredientes que el comensal decida agregar.

Lo cierto es que en la Cuba actual, las hamburguesas no son para todos. Tal vez algunos rememoren aquellos años del ticket y las “Zas” de los CDR, que al menos les permitían acceder a este alimento tan valorado por los cubanos desde tiempos remotos.

Sin embargo, con la situación actual, pocos imaginan que un regreso a esos tiempos sea posible, dado el creciente aumento de las diferencias sociales (y calóricas) entre los cubanos. No se trata solo de La Habana, como podrían pensar algunos, sino que este fenómeno se extiende a todo el país de una manera igualmente democrática, con mayor o menor elaboración de la hamburguesa, pero con precios de “lujo” similares:

Hoy en día, el mundo, que ha dedicado un día hasta a las cosas más insólitas, celebra la hamburguesa, cuya ingesta se ha convertido en una tradición internacional desde hace mucho tiempo.

Mientras tanto, en Cuba, no sabemos si alguien se ha percatado de la fecha, y las hamburguesas continuarán con su precio, o quizás su costo aumente, mientras otros recordarán con nostalgia aquellos tiempos en que con solo un ticket se podía mitigar el hambre, disfrutando de las deliciosas “Zas” acompañadas de una fría jarra de refresco.

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