Fotos: Ernesto Mastrascusa | EFE
Un grupo de colaboradores, en su mayoría veteranos jubilados de la Aeronáutica del Club de Aviación de Cuba, está liderado por el ingeniero mecánico Adolfo Rivera, quien ha trabajado en la construcción del AR-9, el primer prototipo de avión ligero de dos plazas.
Adolfo Rivera le comentó a Prensa Latina que su interés por estos proyectos comenzó en la década de los 70 del siglo pasado, aunque su sueño de volar y construir aeronaves se originó mucho antes en su Cienfuegos natal, en el centro-sur de la isla.
El AR-9 es una creación artesanal que cumple con los requisitos del Departamento de Ingeniería del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba. Ya ha superado con éxito algunas pruebas y ahora espera la autorización para el forrado de su estructura, antes de comenzar las pruebas de vuelo.
El AR-9 cuenta con un motor Rotax 582 austriaco de dos pistones, que ofrece suficiente potencia para transportar a dos personas con un peso máximo de 400 kilogramos. Su velocidad mínima es de 61 kilómetros por hora y la máxima de 145.
Su creador espera con paciencia el momento de recibir la aprobación para iniciar las pruebas de vuelo. El proceso es meticuloso: primero hay que carretearlo, luego levantar la cola, después elevarlo unos metros y, finalmente, si todo sale bien, ¡a surcar los cielos!
Construido en su mayoría en el garaje del edificio multifamiliar donde reside la familia Rivera, su creador asegura que el avión puede alcanzar hasta 2,000 metros de altitud y tiene una autonomía de aproximadamente 300 kilómetros, dependiendo de los tanques de gasolina que cargue en las alas.
El Club de Aviación tiene presencia en Cuba desde 1933, según informó a Prensa Latina el ingeniero Miguel Ángel Armas, presidente de la Federación de Aviación Deportiva, que incluye otras disciplinas como aeromodelismo, aviación ultraligera, paracaidismo y vuelo libre (parapentes y alas delta).
Así lo expresa González, quien elogia el esfuerzo de Rivera y concluye: «Estamos seguros de que el AR-9 volará».