Díaz-Canel, descontento con su administración ante «retos y dificultades»

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Texto: Hugo León

“Siento una profunda insatisfacción por no haber logrado, desde el liderazgo del país, los resultados que el pueblo cubano necesita para alcanzar la tan deseada prosperidad”, declaró este miércoles el presidente cubano Miguel Díaz-Canel ante el Parlamento de Cuba.

En su discurso de clausura del X Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) en el Palacio de Convenciones de La Habana, el mandatario presentó un balance de su gestión ante este alto órgano del Estado, aprovechando la ocasión para describir la situación económica del país y reflexionar de manera autocrítica sobre el trabajo realizado.

Según el presidente, el contexto en el que ha desempeñado sus funciones ha estado “cargado de desafíos y adversidades que nos han impedido avanzar como deseábamos”.

“Espero que nadie lo interprete como una justificación o queja”, expresó, añadiendo que este año ha sido particularmente complicado en el ámbito internacional, sucediendo a dos años también extremadamente complejos.

En relación con el entorno internacional, mencionó que el conflicto militar en Europa (la guerra entre Rusia y Ucrania) ha provocado problemas y agravado otros ya existentes, relacionados entre otros aspectos con los efectos aún visibles de la pandemia de Covid-19 y sus repercusiones en los precios de alimentos, medicinas, transporte y más.

Díaz-Canel añadió que se enfrenta a “un escenario amenazado por el dañino empeño imperialista de intentar dividir al mundo y generar exclusiones y estigmatizaciones” y la tendencia de Estados Unidos a abusar de su poder económico y financiero para aplicar coerción económica.

Avanzamos en las relaciones con la región, donde han llegado al gobierno fuerzas políticas comprometidas con proyectos orientados hacia la justicia social y la defensa de la soberanía, refiriéndose a la llegada al poder de gobiernos de izquierda en la región y la reelección de otros de esta misma inclinación.

Sobre las relaciones con Estados Unidos, el presidente cubano criticó la existencia del bloqueo y el enfoque deshonesto en su política exterior, pero reconoció pasos muy discretos dirigidos a facilitar la cooperación bilateral para el cumplimiento de los acuerdos migratorios y otras áreas prioritarias entre ambos países.

Afirmó que el objetivo sigue siendo promover los lazos más amplios con esa nación y su pueblo “que incluye ya a cerca de dos millones de personas de origen cubano o descendientes de ellas”.

Como parte de su rendición de cuentas, Díaz-Canel destacó el extenso ejercicio legislativo realizado para promulgar leyes que desarrollan los contenidos de la Constitución.

El presidente cubano indicó que manifestar que la economía atraviesa una compleja situación, donde se combinan los efectos de la pandemia, el recrudecimiento del bloqueo y la inflación internacional es innegable, pero eso no soluciona el problema; lo que corresponde es buscar soluciones, innovar y romper el ciclo, dijo.

Según él, “en los últimos años se han registrado importantes desequilibrios macroeconómicos como resultado de la pérdida de ingresos en divisas, los altos déficits fiscales, el aumento de los ingresos de personas naturales sin respaldo productivo, la parcial dolarización de la economía y la débil respuesta productiva para generar oferta de bienes y servicios, entre otros”.

Estos desequilibrios, explicó, se manifiestan principalmente en la inflación, la escasez de oferta, la depreciación e inconvertibilidad de la moneda nacional, fenómenos que han causado un deterioro considerable en el poder adquisitivo de los ingresos de trabajadores y pensionados, así como en las condiciones de vida de la población.

Reconoció que mejorar el bienestar del pueblo requiere la reactivación de las capacidades productivas nacionales y la captación de más divisas, y enfatizó que esto no será posible sin corregir, dentro de ciertos límites, los desequilibrios macroeconómicos mencionados.

El presidente cubano se refirió al Plan de la Economía presentado para 2023, que plantea un programa de estabilización macroeconómica, el cual implica una transformación esencial en la gestión macroeconómica y en la coordinación entre el Plan, el Presupuesto del Estado y la Programación Monetaria, explicó.

A pesar de los problemas, afirmó, se están haciendo aprendizajes, se logra un crecimiento y se adquieren experiencias para superar los momentos difíciles con decisión y la ecuanimidad necesaria para cada paso y acción.

“El 2023 debe ser mejor, pero para lograrlo no solo se necesita un plan integral, sino también eliminar el burocratismo, eliminar más obstáculos y superar la autocomplacencia”, sostuvo el jefe de Estado.

“Si hemos aprendido las lecciones más duras del año que concluye, podemos prepararnos para enfrentar en mejores condiciones el año que se aproxima”, expresó.

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