Foto: Jorge Luis Borges
Desde juguetes hasta utensilios de cocina, los cestos de basura en las calles de Cuba a menudo cumplen funciones más allá de su propósito original de recolectar desechos y mantener la limpieza en la ciudad.
No es un hallazgo reciente que en Cuba los recolectores de basura tengan un uso distinto al que fueron diseñados. En la época dorada de La Cuevita, en San Miguel del Padrón, la venta de productos elaborados a partir del plástico de los contenedores era un negocio que operaba a plena vista pero de manera clandestina.
Hoy en día, aunque la enigmática Cuevita se encuentra cerrada a causa de la COVID-19, numerosos kioscos ofrecen las mismas piezas hechas de plástico. ¿Vas al Coppelia y no tienes dónde poner el helado para llevar? ¿Necesitas platos, vasos, o coladores? Hay una amplia variedad de opciones y precios disponibles.
El asunto de los contenedores de desechos sólidos se escapa del control de las autoridades cubanas, aunque algunos esfuerzos son evidentes. Los vecinos suelen estar alerta, ya que la pérdida de un cesto de basura afecta a muchos y contribuye a la suciedad en las calles.
La policía actúa de su propia iniciativa y, recientemente, el diario estatal Tribuna de La Habana informó sobre un operativo llevado a cabo en la capital, en los municipios de Guanabacoa, Arroyo Naranjo y Boyeros, que logró abordar varias actividades ilegales.
Según el medio, en una zona del Consejo Popular Peñalver-Bacuranao, en Guanabacoa, se logró desarticular una operación económica ilícita en una vivienda. En este lugar, utilizando un molino triturador de plástico, se fabricaban objetos que luego eran vendidos ilegalmente en negocios cuentapropistas.
Mientras tanto, en el patio de la casa se encontró una considerable cantidad de contenedores listos para ser procesados. El Tribuna señala que los involucrados están bajo presión a la espera de un proceso judicial.
Dos incidentes más fueron reportados y sus responsables detenidos. En Arroyo Naranjo, un ciudadano fue apresado por la PNR mientras robaba uno de los preciados cestos de basura. El segundo: un camión de Servicios Comunales de Playa fue rastreado por GPS y detenido por las fuerzas del Orden Interior en Boyeros, cuando recogía contenedores ilegalmente sin los documentos que justificaran su acción.
Estos son casos aislados, y si los infractores fueran atrapados con mayor frecuencia, no veríamos cómo los contenedores de basura desaparecen poco a poco. Un día se roban las ruedas, otro se quita la tapa, hasta que no queda nada y los encontramos después por ahí, con otra forma y, en muchos casos, conteniendo alimentos.