De Cuba a Miami: las «motorinas» toman la ciudad.

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Los cubanos son quizás de los inmigrantes que más arraigadas tienen su cultura y realidad, y es por esto que la llevan -o al menos lo intentan- a cualquier destino donde emigren. Una prueba clara es el visible aumento de “motorinas” que se nota en la ciudad de Miami en los últimos meses.

Con el aumento de la migración cubana, ya sea de forma irregular o desde el inicio del año con el parole humanitario otorgado por la administración Biden, los cubanos han optado por utilizar motos de bajo cilindraje o incluso los clásicos scooters como su método de transporte.

Una de las principales razones para esta elección es el costo económico y la flexibilidad en la documentación requerida para conducirlas. Esto también les permite ganar cierta independencia, evitando que los recién llegados se conviertan en una carga para los familiares que los acogen.

Miami es una ciudad donde el transporte siempre ha sido predominantemente a través de automóviles. Hace unos años, era bastante común que los cubanos recién llegados pudieran adquirir un carro “de segunda mano”, pero con el aumento de precios, esto se vuelve complejo, además de que el estatus legal que se tiene durante los primeros meses en la ciudad influye considerablemente.

Antes del parole, los cubanos que entraban de manera irregular por la frontera debían solicitar asilo y muchos recibían como único documento una orden de liberación bajo supervisión, conocido como I-220, el cual no garantiza ningún estatus migratorio y no es válido para solicitar una licencia de conducir en el estado de la Florida.

En este sentido, Vicki Harman, portavoz del Departamento de Seguridad Vial y Vehículos Motorizados de Florida, advierte que, aunque los conductores de motocicletas de este tipo no necesitan una licencia para registrarlas, sí se requiere un permiso para manejarlas, según cita el medio la Voz de América.

De acuerdo a las leyes de Florida, todo vehículo con un motor de capacidad igual o menor a 50 centímetros cúbicos (CC) no se clasifica dentro de la categoría de ciclomotores. Para su registro, se puede utilizar el pasaporte, que es el documento que emplean los recién llegados.

Bajo esta licencia legal, ya existen negocios en la ciudad que han triplicado el número de ventas de las conocidas motorinas. Uno de ellos es “El Rey de las Motos”, cuyo dueño, el cubano Boris Pedraza, señala que solía vender unos 15 vehículos al mes y desde que “la fiebre de las motorinas” llegó a Miami, ha alcanzado esa misma cifra de ventas en un solo día. Los precios de las motos oscilan entre 1,500 dólares y 2,500 dólares.

Hasta el momento, este resurgir de las motorinas genera opiniones encontradas entre los residentes de la ciudad. Algunos opinan que el tráfico se ha ralentizado y que no deberían circular por la avenida rápida. En contraste, otros usuarios consideran que, dado que Miami es una de las diez ciudades con peor tráfico en Estados Unidos, estos vehículos podrían ser una solución al problema.

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