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Texto: Hugo León
Por primera vez en años, la Empresa Mecánica Ángel Villareal Bravo, conocida en la isla como Ciclos Minerva, reanudará la producción de sillas de ruedas para satisfacer las necesidades de estos asientos especiales destinados a personas que no pueden caminar por sí mismas.
De acuerdo con lo informado por funcionarios de la entidad, este año se finalizarán mil unidades, lo que representa 14 veces menos que las producidas en 2016, según un estudio realizado por un equipo de Cuba Noticias 360.
Eliel Pérez Pérez, director de la empresa, afirmó que este año hay garantías de financiamiento y los insumos necesarios para asegurar la producción de mil sillas, las cuales estarán destinadas mayormente al sistema de Salud Pública del país y a instituciones que apoyan a personas con discapacidad.
Además de las sillas de ruedas, la fábrica también concluirá este año con la producción de 18 mil 450 bicicletas mecánicas, seis mil motorinas, mil triciclos eléctricos y dos mil 800 estantes para almacenes, según las previsiones para 2023.
Para ello, contarán con el apoyo de la Empresa de Aplicaciones Narciso López y la Asociación Económica Internacional Vehículos Eléctricos del Caribe, informaron medios estatales cubanos.
Adquirir sillas de ruedas en Cuba
En la isla, obtener una silla de ruedas es actualmente un proceso complicado y costoso, ya que estos productos no se comercializan fácilmente en las tiendas estatales, y las pocas farmacias especializadas que existen venden en MLC, una moneda a la que no todos los cubanos tienen acceso.
En el mercado negro, otro medio para conseguir estos artículos, las sillas de ruedas usadas se venden entre 14 mil y 16 mil pesos.
El precio de las nuevas supera los 250 USD o su equivalente en MLC o pesos cubanos, y las eléctricas son aún más caras, como ha podido constatar este medio.
Es importante mencionar que hace un par de años, los precios eran aún más elevados, llegando entre 2019 y 2020 a costar 550 CUC, el equivalente a más de 60 meses de salario de esos años.
Durante décadas, la Iglesia Católica ha entregado cientos de sillas de ruedas en el país a través de sus programas de Cáritas y de ayuda social. Otras instituciones religiosas y logias masónicas han realizado esfuerzos similares, gracias en gran parte a ayudas externas.
Cuba también recibe donaciones de sillas de ruedas de diversas organizaciones solidarias. Un ejemplo ocurrió a principios del año pasado, cuando 150 niños con discapacidades motoras en Ciego de Ávila recibieron uno de estos implementos, traídos desde Estados Unidos.
En total, se recibieron más de 200 sillas de ruedas pediátricas, según reportes de medios estatales de la Mayor de las Antillas.
A pesar de estos esfuerzos, muchos pacientes en la isla carecen de este medio de transporte personal, lo que limita su vida diaria. En redes sociales, son frecuentes las publicaciones solicitando ayuda con sillas de ruedas u otros implementos médicos y medicamentos que escasean en el país.
Disminución significativa de la producción
En 2017, un reportaje de Radio Habana Cuba expresaba con preocupación que la fábrica Ciclos Minerva era la única en el país autorizada para fabricar asientos para personas con dificultades de movilidad.
Para ese año, se esperaba que la entidad produjera más de 27 mil unidades, aunque no hay información sobre si se cumplió el plan. En 2016, según la dirección de la empresa, se fabricaron más de 14 mil.
Hoy, tan solo siete años después, la fábrica estaría produciendo 14 veces menos, sin que se tenga conocimiento de que haya disminuido la demanda.
Además de enfermedades, accidentes y otras causas de dificultades de movilidad, Cuba es uno de los países más envejecidos de América Latina, y se espera que para 2050 sea uno de los que tenga el mayor porcentaje de adultos mayores en el mundo.
Datos como estos hacen que la producción de sillas de ruedas sea una necesidad creciente, otra que sigue sin respuesta.