Foto: Jorge Luis Borges
Cuba pondrá fin a la cuarentena obligatoria para los viajeros internacionales a partir del 7 de noviembre. Esta medida es parte de la flexibilización de las restricciones, impulsada por la reducción de casos positivos de COVID-19 y el avance en el proceso de vacunación en el país.
Durante una conferencia de prensa, el ministro de Turismo, Juan Carlos García Granda, anunció que una semana después, el 15 de noviembre, con la reapertura de fronteras, también se suspenderán las pruebas PCR en los 10 aeropuertos en funcionamiento de la Isla.
El ministro explicó que todos los viajeros, tanto cubanos como extranjeros, deberán presentar un pasaporte de salud o un certificado internacional de vacunación contra el COVID-19, que incluya las vacunas autorizadas por las agencias reguladoras pertinentes. Aquellos que no dispongan de tales documentos deberán presentar, al llegar a Cuba, una certificación de PCR negativa al COVID-19.
“La reapertura será controlada y escalonada,” afirmó el funcionario, quien espera que en noviembre más del 90 por ciento de la población cubana complete su esquema de vacunación con los inmunógenos nacionales, los cuales aún no cuentan con la autorización de la Organización Mundial de la Salud.
Desde el inicio de la epidemia en el país, el gobierno implementó la cuarentena obligatoria para los viajeros que llegaban a la Isla. Esta medida generó controversia debido a los altos costos de los paquetes turísticos que incluían el aislamiento y las demoras en la obtención de resultados de las pruebas PCR.
Los visitantes debían permanecer aislados en un establecimiento designado o en un hotel por un período de cinco noches y seis días. En algunos casos, la duración de la estadía era incluso mayor para quienes llegaban a los aeropuertos internacionales de Varadero y Cayo Coco, dos importantes destinos turísticos cubanos.
