Foto: Jorge Luis Borges
Texto: Mónica Fernández
El Departamento de Estado publicó este miércoles su Informe sobre la Libertad Religiosa a Nivel Internacional en 2020. Como cada año, el reporte incluye un capítulo dedicado a Cuba, elaborado principalmente a partir de información proporcionada al Departamento de Estado por las organizaciones Solidaridad Cristiana Mundial (CSW, por sus siglas en inglés) y Echo Cuba, así como por líderes religiosos locales, ya sean reconocidos por el Estado cubano o no.
Durante el año 2020, Solidaridad Cristiana Mundial reportó haber documentado 203 violaciones a la libertad religiosa en Cuba. Esta cifra representa una disminución respecto a los 260 incidentes registrados en 2019, aunque la organización vinculó esta disminución al cesar las Damas de Blanco su asistencia semanal a misa durante la pandemia.
Según la publicación, la mayoría de los incidentes reportados se centraron en organizaciones religiosas políticamente activas (como los evangélicos), en aquellas con una alta membresía de personas de raza negra (yorubas) o que incorporan en su vestimenta elementos identificables como religiosos (judíos y musulmanes).
Asimismo, el informe señala que varias iglesias apostólicas han sido rechazadas en su solicitud de registro oficial, y tanto los Testigos de Jehová como la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (Iglesia de Jesucristo) siguen sin respuesta sobre su estatus desde hace varios años.
El informe del Departamento de Estado indica que funcionarios de la Embajada de Estados Unidos en La Habana han mantenido contacto con grupos religiosos de todo el país, pero que el gobierno cubano no ha respondido a la solicitud de los diplomáticos estadounidenses para reunirse con representantes de la Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista de Cuba.
El Informe sobre Libertad Religiosa en Cuba también abordó situaciones relacionadas con la asistencia religiosa a prisioneros, actos de repudio y detenciones de activistas religiosos, demoliciones o confiscaciones de iglesias, coerción para no utilizar símbolos religiosos en escuelas o lugares de trabajo, confiscaciones de Biblias, entre otros.
Desde diciembre de 2020, el Departamento de Estado reincluyó a Cuba en la Lista de Vigilancia Especial por haber cometido o tolerado violaciones graves de la libertad religiosa. A diferencia de la re-incorporación de Cuba en la Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo, hasta ahora, la Administración Biden no ha hecho comentarios sobre el estatus de Cuba.
