Foto: Archivo | CN360
En numerosas provincias de la Isla, la grave crisis energética ha llevado a los gobiernos locales a implementar medidas drásticas, una de las cuales incluye el apagado del alumbrado público durante la noche.
Diversos medios de comunicación en el interior del país han abordado —y algunos, incluso, han criticado— esta decisión, que forma parte de un conjunto de acciones orientadas a minimizar el gasto de energía eléctrica en el sector estatal y, por ende, reducir los apagones en el ámbito residencial. En términos sencillos: apagar las calles para iluminar los hogares.
En la central provincia de Sancti Spíritus, por ejemplo, Darío Peña Cuenca, director comercial de la Empresa Eléctrica del territorio, reconoció que es una directiva de cumplimiento obligatorio que durante las noches y madrugadas se apague el alumbrado público, salvo un grupo de luminarias que permanecerán encendidas por decisión del gobierno, incluyendo tramos de la Carretera Central en los municipios de Sancti Spíritus, Jatibonico, Cabaiguán y Taguasco, así como una sección de la Avenida de los Mártires en la capital provincial.
Si bien, por un lado, este apagón público generalizado permite ahorrar energía eléctrica que podría beneficiar al sector residencial, por otro lado, aumenta el riesgo para las personas que se desplazan por las calles y barrios cubanos durante la noche, ya que los asaltos y episodios de violencia han aumentado exponencialmente; todo esto genera un clima de inseguridad ciudadana sin precedentes en la historia reciente de la isla.
Para hacer cumplir esta medida, la Empresa Eléctrica verifica constantemente el apagado y encendido de las luces mediante un sistema de guardias realizado por los propios trabajadores del sector, quienes han ganado notoriedad por su rigor en varias localidades.
Y si son estrictos con el apagado nocturno, pueden ser considerados radicales al encontrar una luz encendida en plena luz del día. “Eso constituye un derroche y una falta de uso racional de la energía, y lo que se debe hacer al detectarlo es desconectarla completamente”, explicó Peña Cuenca a la prensa local.
Las medidas de ahorro en el sector estatal cubano han llegado a establecer planes de consumo eléctrico que son imposibles de cumplir para organismos y empresas, lo que ha llevado a la reducción de compromisos de producción, con el impacto correspondiente en la economía nacional y doméstica, y a recortes en los horarios laborales, sobre todo para el personal de oficina.
Sin embargo, ni siquiera esta especie de cacería de brujas ha conseguido lo que en esencia resulta ilógico: que el país funcione y avance sin combustible.