Foto: Portada de la serie en Netflix
Cuando los lectores de medio mundo consideraban que era imposible adaptar a la pantalla Cien años de soledad, la obra maestra de Gabriel García Márquez, Netflix se lanzó al monumental desafío de traducir al lenguaje audiovisual la aura mística de Macondo. La primera parte de la serie fue lanzada en la plataforma de streaming en diciembre de 2024 y, desde entonces, millones de personas se han maravillado con el realismo mágico, esa creación única e irrepetible del Gabo.
En Cuba, los ocho primeros episodios de la franquicia han generado gran expectativa, aunque pocos logran acceder a ellos mediante las costosas y limitadas cuentas de Netflix; la mayoría de los espectadores descargan los archivos de repositorios en línea o los obtienen del ya casi extinto Paquete Semanal, transfiriéndolos de memoria a memoria.
Los creadores, en su mayoría provenientes de Sudamérica, consideran la serie como uno de los proyectos más desafiantes en los que han trabajado. Este es el caso de César Salazar, un realizador de sonido con más de treinta años de experiencia en el ámbito audiovisual, quien describió el rodaje como “seis meses frenéticos”, un proceso lleno de obstáculos que debió sortear utilizando sus habilidades como sonidista experimentado.
Gracias a su amplia experiencia en el manejo de consolas y micrófonos, los directores Laura Mora y Alex García lo seleccionaron para asegurar el sonido directo en Cien años de soledad, un encargo sobre el cual el colombiano concedió una extensa e inusual entrevista a los medios cubanos.
Consciente de la importancia de capturar los sonidos de Macondo, César se unió a este ambicioso proyecto que lo colocó frente a lo que él describió como un “pelotón de fusilamiento” en el set de la Casa Buendía, construida dentro de una carpa metálica que dejaba filtrar ruidos en las grabaciones.
“La primera semana que trabajamos allí fue una locura —refirió a la prensa—. El viento era muy fuerte, movía la estructura, y había ruidos de las lonas que se soltaban. Fue una pesadilla que duró varias semanas hasta que se solucionaron esos inconvenientes. Este tipo de situaciones que afectan el sonido directo obligó a doblar muchas escenas; afortunadamente, los desajustes se fueron ajustando, y ahora se puede decir que el set de la Casa Buendía funciona muy bien dentro de esa carpa.”
La manera en que lograron construir el realismo mágico desde el sonido es algo que César Salazar atribuye a la magia de la posproducción, al uso de una variedad de elementos, algunos de los cuales fueron capturados del sonido directo y otros provienen del diseño sonoro, así como de las músicas diegéticas y extradiegéticas.
“Había situaciones muy complicadas —admitió Salazar—, como las secuencias filmadas en plano secuencia que iban desde la Casa Buendía, recorriendo toda la calle hasta llegar a la plaza y dándose la vuelta. Esto presentó muchas complejidades técnicas para todos los departamentos y, en lo que respecta al sonido, teníamos que cubrir largas distancias con las señales de los micrófonos. Era esencial ser muy efectivos y rápidos para resolverlo.”
“En el caso de las escenas masivas, era difícil lograr la ambientación de las voces, porque muchos extras no eran de la región de la costa caribeña colombiana, así que grabamos todas esas voces posteriormente en estudio para capturarlas con los acentos propios de la región. Lo mismo ocurrió con los actores, ya que la mayoría no provenía de la región caribeña, por lo que había un entrenador de acento presente durante toda la filmación para revisar, supervisar y corregir el acento costeño.”
Comprometido hasta finales de junio en la grabación de la segunda temporada de la serie, César Salazar se siente deslumbrado, como la primera vez que entró a un estudio de grabación: capturando con sus micrófonos las sentencias premonitorias de Úrsula Iguarán, el roce de las sábanas que elevaron a Remedios La Bella, y el ambiente onírico de aquel Macondo, construido bajo un hangar que, como las estirpes condenadas a cien años de soledad, no tendrá una segunda oportunidad sobre la tierra.