Bajo la presión de activistas ecológicos, el balasto cubano llega a México.

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Foto: Yucatán bajo la lupa

Después de varios meses de dificultades y en medio de críticas por parte de líderes comunitarios ambientales, esta semana llegó a México el primer cargamento de balasto cubano para la construcción del Tren Maya.

Varios líderes comunitarios aztecas han denunciado que el cargamento de balasto proveniente de Cuba carece de los permisos ambientales necesarios. El activista José “Pepe” Urbina señaló a través de su cuenta de Twitter que el Tren Maya está causando un ecocidio, afirmando que “Puerto Morelos recibe sin ningún tipo de autorización ambiental el primer barco de balasto cubano”.

De acuerdo con el periódico El Financiero, Urbina, miembro del colectivo Sélvame del Tren, adujo que “el arrecife, el manglar y el pueblo están a merced de la enajenación política. Quien no se una a la defensa del medioambiente es cómplice de este suicidio”.

Urbina destacó que el riesgo radica en que el puerto no tiene la capacidad para realizar estos desembarcos, lo que pone en peligro las áreas naturales durante las maniobras para descargar el material.

Parte del retraso en la llegada de este cargamento se debió a que Cuba no contaba con la capacidad necesaria para embarcarlo. La zona de llegada del primer cargamento colinda con el Parque Nacional de Puerto Morelos y la Reserva de la Biósfera, los cuales podrían verse comprometidos por la llegada del material.

Este elemento se extrae de la cantera de Arriete, ubicada en el municipio de Palmira, en la provincia de Cienfuegos, en la isla caribeña. El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador había indicado que importaba este material desde Cuba debido a la falta de balasto en su país para la obra.

Desde diciembre pasado, México se comprometió a traer 200 toneladas mensuales de piedra rajón, que se utilizará para fabricar el balasto necesario para la fundación de las vías del Tren Maya. Este acuerdo se formalizó durante la visita del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, a principios de febrero de este año.

Ante las especulaciones sobre el costo que pagaría el gobierno mexicano por el material, López Obrador reafirmó que el precio del balasto no sería excesivo. “El acuerdo es que el balasto va a costar lo mismo que cuesta en México y que el resto, la otra piedra que no es balasto, se va a vender por quienes están trasladando todas estas rocas como grava o subproducto”, insistió el mandatario.

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