Alejandro Gil Fernández, vice primer ministro de Cuba, afirmó que «no hay posibilidades de que se pueda, en un corto plazo, solucionar el problema de la inflación», que genera mucho descontento en la población debido a los altos precios de los productos.
Durante su intervención especial en la Mesa Redonda, donde también se desempeña como Ministro de Economía y Planificación, reconoció que la forma efectiva de combatir la inflación reside en el aumento de la oferta, «ya que el déficit de oferta agrava este fenómeno y provoca especulación y reventa».
No obstante, dio a entender que el incremento de la oferta no será un proceso que se materialice este año.
En este contexto, Gil Fernández subrayó como fortalezas la creación de micro, pequeñas y medianas empresas, que se espera comiencen a producir durante el 2022, mientras que lanzó un «regaño» a las más de 500 empresas estatales consideradas ineficientes.
Indicó que están considerando implementar algunas medidas para sacudir la empresa estatal, algo que ha sido un pedido reiterado de Raúl Castro. De manera excepcional, se reducirán plantillas y se ajustarán cargos indirectos.
«Necesitamos empresarios que no se detengan ante un No, porque hay cuadros que, por querer mantenerse en su zona de confort, dicen que esto no se puede hacer, que esto debe ser consultado», comentó el ministro de Economía, refiriéndose al temor de tomar decisiones en niveles de dirección.
Defendió la idea de que la inflación no se debe a la devaluación de la moneda nacional tras la llamada Tarea Ordenamiento, como sostienen muchos expertos, sino a un aumento en los costos derivados del incremento salarial en 2021, que, tras su implementación, provocó un aumento de precios mucho mayor que el salario diseñado en esa polémica política.
El vice primer ministro también argumentó que la inflación es un fenómeno global relacionado con la pandemia y que el gobierno ha intentado mantener ciertos precios de servicios y productos que son de alto impacto en la vida de la población.
«Nosotros no hemos modificado la tarifa de electricidad ni el precio del combustible que se vende en los Cupet. Tampoco hemos tocado las tarifas de las comunicaciones; de hecho, las hemos reducido. Estas son de alta demanda y consumen energía eléctrica. Igualmente, no hemos alterado los precios de la canasta familiar normada, que son insuficientes y escasos, y no logran satisfacer las necesidades de la población».
Con esta declaración, el titular del Ministerio de Economía y Planificación ignoró uno de los principales problemas que enfrentan los cubanos hoy: la necesidad de adquirir alimentos y utensilios básicos, así como otros productos, a través de tiendas en moneda libremente convertible (MLC), una divisa establecida dentro del modelo cubano. Al cierre de 2021, según datos oficiales ofrecidos en la Asamblea Nacional, el incremento de los precios al consumidor alcanzó el 70 por ciento.
En el mercado informal, un espacio habitual para la compraventa de artículos básicos para muchos cubanos, la inflación se disparó hasta casi el 7000 por ciento, según estimaciones de expertos, indicó la agencia EFE.