Texto: Raul del Pino
Foto: RL Hevia
Desde que Fidel Castro tomó el control de Cuba en 1959, el boxeo revolucionario solo ha participado en unos Juegos Olímpicos con menos de seis boxeadores en una ocasión. Fue en Roma 1960 cuando el manzanillero Esteban Aguilera se presentó como el único representante cubano en el deporte de combate.
En el antiguo Palazzo dello Sport, los boxeadores de la pequeña isla del Caribe comenzaron a forjar una de las historias más destacadas del olimpismo, aunque el primer capítulo se escribió con una derrota ante el irlandés Danny O´brien. Más de seis décadas después, las victorias superan ampliamente a las derrotas, y el impresionante total de 41 medallas de oro, 19 de plata y 18 de bronce atestigua la hegemonía de una disciplina que se ha ganado el título de “buque insignia” del deporte cubano a través de jabs, ganchos y nocauts.
Por ejemplo, en la última edición de Tokio 2020, el boxeo impulsó a Cuba con cuatro títulos y un tercer lugar, logrando el puesto 14 en el medallero por naciones. Lo mismo ocurrió en Múnich, Montreal, Moscú, Barcelona, Atlanta, Sídney, Atenas, Londres y Río de Janeiro. En todas esas competencias, el boxeo siempre fue la especialidad que más medallas doradas aportó a la causa cubana.
Desde que Orlando Martínez obtuvo en 1972 el primer título en un cuadrilátero olímpico, solo en una de las últimas 12 grandes citas en las que Cuba ha participado, el boxeo salió sin un cinturón de campeón. Esta es la razón más clara por la que en Beijing 2008 la delegación cubana ocupó el puesto 19, el más bajo desde México 1968.
Cuba también ha sido un bastión en cuanto a cantidad, presentando equipos completos en siete de los 15 torneos olímpicos de boxeo realizados hasta ahora. Mientras que Aguilera fue el único representante en las 10 divisiones de Roma, cuatro años después, en Tokio 1964, seis cubanos compitieron, pero no fue hasta 1968 que Enrique Regüeiferos y Rolando Garbey se colgaron las primeras medallas, ambas de plata, entre la decena de boxeadores cubanos que participaron en la capital mexicana.
A partir de entonces, Cuba envió su equipo completo en todas las categorías hasta Beijing, donde un joven Julio César La Cruz se quedó sin clasificación y rompió la tradición de más de 35 años. Sin embargo, en Londres 2012 tampoco se acudió con la plantilla completa, y solo ocho de 10 boxeadores lograron clasificar para la edición que marcó el debut del boxeo femenino en los Juegos Olímpicos, aunque la cosecha cubana de tres medallas de oro desvió la atención de este detalle.
Ese mismo resultado dorado se repitió cuatro años después en Río de Janeiro, donde nuevamente se logró enviar un equipo completo. Al igual que en la edición anterior, la competencia brasileña volvió a convocar una decena de categorías masculinas y tres femeninas.
Hasta ese momento, en Cuba aún no se había autorizado oficialmente el boxeo femenino, aunque algunas pioneras habían comenzado en la disciplina años atrás. Para el siguiente ciclo, el Comité Olímpico Internacional decidió fomentar la participación de las mujeres, pero esto implicó una reducción en el número de plazas disponibles para hombres.
Así, para los Juegos del Coronavirus, se convocaron 13 divisiones, ocho masculinas y cinco femeninas. La delegación cubana solo logró clasificar a siete representantes en la categoría masculina, y estos se destacaron en el famoso Kokugikan Arena. La euforia generada por estos resultados superó las expectativas, impidiendo que muchos anticiparan los desafíos poco alentadores que vendrían después.
Mares tormentosos rumbo a París
La primera señal de alerta llegó del entonces considerado el boxeador cubano más en forma y uno de los campeones de Tokio, Andy Cruz, quien abandonó el país a finales de 2022 en busca de una carrera profesional. Otro de los vencedores en Japón, Roniel Iglesias, tampoco continuó en la selección nacional, dejando como únicos representantes para el próximo ciclo a los bicampeones La Cruz y Arlen López. El resto del equipo sufrió una renovación total, y uno de los más prometedores, Yoenlis Hernández, abandonó el grupo tras convertirse en el único campeón mundial en el reciente campeonato universal de 2023.
A esta pérdida se suma la convocatoria de solo siete categorías para hombres y seis para mujeres, lo que hace que el camino hacia París se presente complicado, con solo dos veteranos y un grupo de boxeadores jóvenes con poca experiencia internacional. La buena noticia es que finalmente, en diciembre de 2022, las autoridades deportivas cubanas dieron luz verde al boxeo femenino.
La primera oportunidad más accesible para obtener el pasaporte a la capital francesa era a través de los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile a finales del año pasado, donde los dos finalistas de cada división aseguraban su plaza de forma directa. Considerando la histórica supremacía cubana en estas competencias y los ocho títulos conquistados en Lima 2019, se esperaba una buena cosecha entre los hombres, pero solo los favoritos La Cruz y López aseguraron su clasificación, además del subcampeón mundial Saidel Horta, quien ganó plata en los 57 kilos.
La siguiente oportunidad llegó en el primer preolímpico mundial, celebrado en la ciudad italiana de Busto Arsizio en marzo de este año. Cuba envió representantes en las cuatro divisiones masculinas que aún no tenían boleto, y en dos femeninas, buscando el esperado debut de las mujeres. Sin embargo, solo el boxeador mosca Alejandro Claro logró clasificarse.
Quedaba entonces una última oportunidad para sumar más boxeadores a un equipo que ya iría a París con menos miembros de lo habitual. En Bangkok se celebró hasta este domingo el segundo y último clasificatorio mundial, al que Cuba envió a tres hombres y una mujer. Nuevamente, Jorge Cuéllar (71 kg) y Fernando Arzola (+92 kg) no lograron clasificarse, al igual que la veterana Yakelín Estornell, quien tras una larga carrera como luchadora, soñaba con convertirse en la primera pugilista de la isla en acceder a unos Juegos Olímpicos.
El único en obtener su cupo en Tailandia fue el cienfueguero Erislandy Álvarez (63.5 kg), cerrando una escuadra cubana que viajará con solo cinco integrantes, la más reducida de la historia, si no contamos al solitario Aguilera en Roma 1960. Si bien ninguno de los cubanos llegará con el estatus de campeón mundial, hay dos pronósticos de oro en las figuras del capitán del equipo, Julio César La Cruz, y el experimentado Arlen López.
El boxeo es una disciplina en Cuba que siempre merece el beneficio de la duda, y sus resultados históricos lo respaldan. No obstante, en un mundo donde el deporte se gestiona cada vez más de manera planificada y estudiada, queda poco espacio para la improvisación o las sorpresas. Ha transcurrido mucho tiempo desde aquellas décadas doradas de los 70 a los 90, cuando los boxeadores cubanos brillaban en cualquier escenario. La realidad actual sugiere que no se deben depositar tantas esperanzas como en el pasado en el viejo “buque”, que, a pesar de sus numerosas glorias, no podrá siempre llevar a Cuba en Juegos Olímpicos.