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No hay muchas palabras que puedan justificar diversos hechos ocurridos en Cuba relacionados con sitios digitales estatales, empresas públicas y funcionarios convertidos en tuiteros. Cuando se analizan estos incidentes, lo primero que surge en la mente es que la cordura y el sentido común más básico han abandonado a algunos en el país. Sin embargo, el problema de fondo, como comentamos recientemente, es la falta de buenas prácticas en comunicación y periodismo en una parte significativa de la sociedad cubana.
El acontecimiento más reciente es simplemente para morir de risa. Después de las carcajadas más estruendosas, regresa la preocupación sobre los detonantes de estos hechos en los medios de comunicación masiva.
Para ponerlo en contexto: en un reciente video de la empresa estatal Prodal, especializada en la producción de cárnicos, se observa a un grupo de trabajadores, ondeando una bandera cubana, mientras una mujer, posiblemente directiva de la empresa, afirma que han roto el récord de producción. El evento culmina con los presentes gritando nada menos que “Viva la salchicha”. Al principio, uno no lo puede creer y vuelve a escuchar el video. Pero sí, se trata de estruendosos gritos de “Viva la salchicha”.
El video parece una broma, pero no lo es. Es una publicación destinada a celebrar los logros de la empresa, algo así como uno de esos llamados «actos de reafirmación». Como era de esperar, el video se ha vuelto viral y los cubanos han “hecho su día” con estas imágenes que seguramente generarán sus respectivos memes.
Es, al menos, un hecho insólito que refleja, por otro lado, el desconocimiento de la comunicación, el culto a la mediocridad y la falta de directivos que reconozcan que están haciendo el ridículo públicamente. Lo más grave, en este caso, es que nadie se da cuenta de que publicar el video destruye cualquier logro o imagen positiva que se quiera promover de la empresa. En resumen: otra (más) metida de pata monumental.
Los gritos de «Viva la salchicha» son un nuevo capítulo en la historia reciente de las burlas nacionales. Apenas hace una semana, Radio Guamá publicó un texto elogiando las propiedades de la leche de cucaracha. Explicaban, con razón, que se han realizado investigaciones internacionales al respecto con prometedores resultados. La publicación fue retirada por la emisora pinareña de su página al percatarse del error. Sin embargo, ya había sido replicada hasta el cansancio, alimentando el agudo sentido del humor cubano. Llovieron los memes y los textos sobre la leche de cucaracha. Radio Guamá salió al paso días después afirmando que eran objeto de manipulación mediática en contra de Cuba y justificaron que no eran los primeros en hablar de tal producto. Pero, como mencionamos en un artículo reciente, perdieron el rumbo con esa publicación, dado que salió a la luz en un contexto marcado por la escasez de muchos productos básicos, entre los que destaca precisamente la leche. Un producto esencial para niños, ancianos o, en general, para cualquier persona. El texto, que podría haber pasado como una curiosidad en otro entorno, solo denota la falta de comprensión de la realidad cubana y de lo que podría provocar una publicación de ese tipo.
Antes de las alabanzas a la salchicha y a las cucarachas, ocurrió, en un breve lapso de tiempo, un desfile que parecía otra burla de mal gusto. Modelos disfrazados de compotas, de helado cubano, de pollo, de café Hola, cuyos trajes eran otra oda al ridículo y a la inteligencia humana. Nuevamente, llegaron los memes y las risas que se extendieron durante casi un mes. A día de hoy, todavía aparecen publicaciones que recuerdan aquel desastre del diseño, ocurrido en un país con tantos diseñadores de prestigio que han logrado brillar internacionalmente.
Si uno revisa meticulosamente el origen de este tipo de hechos, puede reconocer que no ocurrían con tanta frecuencia hace algunos años. O sucedían y no tenían ese poder de expansión que brindan las redes sociales. Lo cierto es que la cordura brilla por su ausencia en algunos espacios públicos de la isla, lo que refleja además un descenso extremo en el nivel cultural y en la interpretación de las problemáticas nacionales por parte de los protagonistas de esta clase de incidentes, de los que ni siquiera se salvan políticos y funcionarios públicos. Aún se recuerdan recientes tuits sin sentido, algunos de los cuales incluso han sido eliminados de las cuentas oficiales que los publicaron.
No hay duda de que siempre hay que volver a la comunicación, al apoyo de los profesionales de esta área que poseen una carrera sólida, y hacer otro llamado a la inteligencia y a la cordura.
Mientras tanto, ya usted ha escuchado las odas a las salchichas entonadas prácticamente como si la propia salchicha se hubiera erigido como una figura política. De otro modo, dé un paseo por las redes sociales y tendrá, al menos, un rato bastante ameno.