Foto: Loredana Sangiuliano | Shutterstock
Texto: Fede Gayardo
Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, dejó el Reino Unido tras recibir la libertad bajo fianza por parte del Tribunal Superior de Londres, gracias a un acuerdo con EE.UU.
Dicho acuerdo le permitirá declararse culpable de un cargo relacionado con la Ley de Espionaje de EE.UU., lo que resultará en su liberación.
Assange fue acusado de conspirar para obtener y divulgar información sensible para la defensa nacional de EE.UU., después de que WikiLeaks hiciera públicas documentos militares clasificados de dicho país.
Durante los últimos cinco años, estuvo recluido en una cárcel británica, tiempo en el que luchó por evitar su extradición a EE.UU., debido a sus temores de enfrentar una extensa condena de prisión.
Con este nuevo acuerdo, el periodista australiano no estaría bajo custodia estadounidense y se le tomaría en cuenta el periodo que ya ha pasado en prisión en el Reino Unido.
El martes 25 de junio, el avión en el que se encontraba aterrizó en Bangkok para repostar antes de continuar hacia Saipán, en las Islas Marianas del Norte, un territorio estadounidense en el Pacífico Sur.
En este territorio se llevará a cabo una audiencia judicial en un tribunal de distrito de EE.UU., donde Assange deberá declararse culpable, conforme a lo establecido en el acuerdo, y podrá regresar a Australia.
De acuerdo con CBS News, los fiscales del Departamento de Justicia han propuesto una condena de 62 meses de prisión tras la declaración de culpabilidad de Assange. Sin embargo, dado el tiempo que pasó en prisión en el Reino Unido, no tendría que cumplir tiempo adicional en EE.UU.
La Justicia estadounidense ha imputado a Assange hasta 18 delitos por violar la Ley de Espionaje, en relación con una de las filtraciones más significativas de información clasificada en la historia del país.
Esto ocurrió en 2010, cuando se revelaron secretos sobre las guerras en Irak y Afganistán, así como información sobre los detenidos en la Base Naval de Guantánamo, entre otros elementos.
Si hubiera sido declarado culpable de esos 18 delitos, sus abogados informaron que podría haber enfrentado hasta 175 años de cárcel. Sin embargo, el gobierno de EE.UU. había indicado que era más probable que la condena fuera de cuatro a seis años.