Las fiestas navideñas siempre han sido motivo de celebración en Cuba. En los primeros años tras la victoria del proceso conocido como revolución, estas celebraciones, aunque no desaparecieron de la tradición familiar, se tornaron más íntimas y reservadas, debido a su raíz en la religión católica y lo que ello implicaba para el sistema político vigente.
Sin embargo, es innegable que la Nochebuena y la Navidad nunca dejaron de ser parte de la familia cubana. Con el paso del tiempo, y a medida que los cubanos comenzaron a emigrar, así como a partir de la visita del Papa Juan Pablo II, estas festividades volvieron a ganar protagonismo en el ámbito público. Además, con el crecimiento del sector privado, el ambiente festivo asociado a la Navidad se experimenta y se vive cada vez más intensamente.
El 25 de diciembre en Cuba es considerado un día festivo, aunque no es un feriado oficial. La diferencia se manifiesta en que, si este día cae en un día laborable, las personas pueden no acudir a trabajar, pero si cae en un fin de semana, como ocurrió en 2021, no se garantiza un día libre.
A pesar de ello, la cena del 24 de diciembre se mantiene como un momento familiar en el que se puede compartir con aquellos que la vida te dio como consanguíneos o con aquellos amigos que se eligen como familia. Durante esa última noche, son muchas las fotos que llegan desde Cuba, donde un gran grupo de amigos se reúne para celebrar la Nochebuena en la víspera de la Navidad. Varios restaurantes han organizado conciertos con músicos cubanos para conmemorar la ocasión.
Aunque todavía no se ha restablecido la tradición de esconder regalos debajo del árbol de Navidad, hay quienes optan por regalar a sus parejas una salida a cenar el 24. Muchos padres cubanos prefieren mantener viva la ilusión de los Reyes Magos en sus hijos, esperando el 6 de enero para ello, en lugar de enfocarse en el 25 de diciembre.
Sin embargo, una rápida búsqueda en Revolico, conocido como «el Amazon cubano», revela diversas ofertas como trenes de juguetes y algunos descuentos en productos no necesariamente vinculados a la festividad, que sus dueños aprovechan como excusa para aplicar «rebajas». También hay negocios privados de joyería o ropa que han comenzado a ofrecer accesorios navideños.
En este sentido, aunque los regalos no se coloquen bajo el árbol, este último ha ido ganando protagonismo en los hogares cubanos. Algunas familias ya poseen un árbol desde años anteriores y tienen la costumbre de adquirir un adorno nuevo cada año. Otras prefieren cambiar o decorar sus casas con luces navideñas, y cada vez más, se observan muñecos de nieve inflables adornando portales y balcones cubanos.
Para la comunidad cubana emigrante, es fundamental que su país de origen esté presente en estas celebraciones, por lo que no es raro encontrar en las redes algunos regalos con un fuerte sabor y aroma a Cuba, como botellas de ron, dulces típicos o, incluso, algunos envían a amigos y familiares libros o películas como un detalle que les recuerde la isla durante sus festividades navideñas.
Así, ya sea con la familia biológica o con amigos, la Navidad en Cuba se va estableciendo cada vez más entre sus habitantes, convirtiéndose en una fecha para recordar lo esencial que es compartir y ofrecer amor a aquellos que son cercanos.