Fallece Monseñor Manuel Hilario, el último de la familia Céspedes García-Menocal.

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Texto: Hugo León

Foto: RRSS

El Monseñor Manuel Hilario de Céspedes García-Menocal, Obispo Emérito de Matanzas y tataranieto de Carlos Manuel de Céspedes, falleció el 26 de marzo a los 81 años de edad.

Se dedicó con fervor a fortalecer la vida espiritual de la comunidad y a la misión pastoral que tanto valoraba, según informó su diócesis. Añadió que su ejemplo de fe, humildad y dedicación permanecerá como un faro de inspiración para todos aquellos que tuvieron la dicha de conocerlo.

Sus restos estarán expuestos durante todo el día en la Catedral San Carlos Borromeo de Matanzas, donde los fieles podrán rendirle homenaje y rezar en su memoria.

A las 4:00 pm se llevará a cabo la Misa de funerales, donde los presentes podrán despedirse y agradecer a Dios por el don de su vida, seguido del acto de entierro.

Manuel Hilario nació en La Habana el 11 de marzo de 1944, siendo el menor de cinco hermanos, incluido el Monseñor Carlos Manuel de Céspedes.

Su familia emigró a Puerto Rico en su juventud y fue ordenado sacerdote en 1972 en el Seminario San José de Caracas, Venezuela. El 15 de septiembre de 1984, a la edad de 40 años, regresó a Cuba.

El 7 de mayo de 2005, fue designado por el Papa Benedicto XVI como Obispo de la Diócesis de San Carlos Borromeo de Matanzas, un papel que desempeñó hasta su jubilación en 2022, a los 78 años.

Participó como sacerdote delegado en el Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC) en 1986 y en el Encuentro Conmemorativo (ECO). Fue asesor de la Revista Vitral, Canciller de la Curia Diocesana, Asesor de la Pastoral Juvenil y de la Comisión Católica para la Cultura, además de ser miembro fundador del Centro de Formación Cívica y Religiosa, prestando sus servicios en la Diócesis de Pinar del Río.

Según el Monseñor Arturo González Amador, Obispo de Santa Clara y actual presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, Manuel Hilario era su hermano y amigo, y agradeció su amor por Jesús, la Iglesia y Cuba.

«Querido Manolo, hermano y amigo, gracias por tu amor a Cristo Jesús, a su Iglesia y a la tierra que te vio nacer, nuestra querida Isla de Cuba. Gracias por tu vida sacerdotal en Venezuela y en Pinar del Río, gracias por tu sí episcopal en Matanzas. Siempre el amor y la verdad, el bien y la justicia guiaron tu vida; tu testimonio es un gran regalo para nosotros», afirmó.

Agregó que quien lo llamó también lo desea cerca de Él ahora, más allá de la muerte.

“Entra en el descanso de tu Señor y no dejes de cuidar del pueblo cubano y de esta Iglesia que sigue su camino aquí. ¡Descansa en paz junto al Señor!”, subrayó.

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