El reciente centro para la comunicación en Cuba.

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Foto: Manuel Larrañaga / Cuba Noticias 360

La noticia sorprendió a todos: el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) dejará de existir para dar origen a una entidad similar, pero con un alcance más amplio y “moderno”.

De forma directa, esta es la esencia del Decreto-Ley 41 publicado esta semana por el Consejo de Estado cubano, que establece la extinción del conocido ICRT para, en su lugar, establecer el Instituto de Información y Comunicación Social (IICS).

La nueva entidad “tiene la misión de dirigir y regular la Política de la Comunicación Social del Estado y el Gobierno cubanos, proponiendo su perfeccionamiento, así como contribuir a promover la cultura del diálogo y el consenso en la sociedad cubana”.

Pero… ¿cómo se llevará a cabo esto exactamente? Aún no está claro. De hecho, el propio Decreto-Ley indica que el Consejo de Ministros tiene un plazo de treinta días para definir las funciones específicas, la estructura y composición del IICS.

Por lo que se ha conocido, destaca el objetivo de este organismo con rango ministerial, similar al que tenía el ICRT: “dirigir”, “regular”, “promover diálogo y consenso”.

Se espera que este nuevo instituto establezca las directrices de todo lo que se comunica en el país, no solo en la prensa, sino también en la comunicación institucional y el diseño gráfico.

“Debería facilitar el avance hacia nuevos modelos de prensa y de comunicación pública, una necesidad agudizada por la rápida inmersión de Cuba en la denominada era de la convergencia y en el contexto de guerra híbrida que enfrenta el país”, comentó Ricardo Ronquillo, expresidente de Juventud Rebelde y actual presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).

Humberto Juan Fabián, vicepresidente de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales (ACCS), afirma que la creación del IICS no es una medida tomada apresuradamente, sino que surge tras casi diez años de debate e investigación.

“No fue nada apresurado”, aseguró Fabián.

No obstante, curiosamente se “aceleraron” a anunciar su creación en un contexto donde cada semana se introduce una nueva normativa de “reforma” sociopolítica, catalizada por el estallido social del 11 de julio.

Estas manifestaciones parecen ser el principal detonante del anuncio. Tras nueve años de estudios, distintos antecedentes – como congresos del partido, la política de comunicación presentada en 2018, y el lineamiento 256 – aún así se presenta la creación de una entidad sin estructura y funciones completamente definidas.

El IICS busca “resolver” a largo plazo los problemas estructurales de la prensa estatal, así como de otros mecanismos comunicativos asociados, pero no representa en sí una transformación en el ecosistema de medios, ya que aquellos que están al margen de la esfera gubernamental seguirán siendo prohibidos.

Hasta que se obtenga más información y se observe en la práctica cómo se desarrolla, la creación de este instituto podría ser vista como “el mismo perro con diferente collar”, como dirían algunos. En concreto, podría ser simplemente un cambio de nombre que, además, nos deja unas siglas más complicadas de pronunciar y menos memorables que las tradicionales “iceerreté”.

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