Foto: Cuba Noticias 360
Texto: Fede Gayardo
Los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) han concluido su investigación acerca del denominado “Síndrome de La Habana”, la supuesta enfermedad que afectó a diplomáticos que presentaban síntomas de origen desconocido.
De acuerdo con las entidades estadounidenses, la decisión de finalizar la investigación se tomó “por abundancia de precaución” tras el descubrimiento de que algunas personas habían sido coaccionadas para participar en el estudio.
Un informe de CNN en español resaltó que dicha coacción no fue realizada por la CIA; sin embargo, los NIH no proporcionaron más detalles sobre quién pudo haber forzado la participación, aunque indicaron que el consentimiento voluntario es un principio esencial de la ética en la investigación.
Las declaraciones de algunos de los individuos supuestamente afectados sí sugieren que la CIA les habría obligado a formar parte de la investigación como condición para recibir asistencia médica.
El exfuncionario de la CIA, Marc Polymeropoulos, comunicó el pasado mes de mayo al medio mencionado que “querían que fuéramos una rata de laboratorio durante una semana antes de que recibiéramos tratamiento en el Walter Reed, y como mínimo, eso no es ético ni moral”.
Por su parte, la CIA emitió un comunicado en marzo negando que se hubiera forzado a los involucrados a participar. No obstante, esta semana la agencia no respondió a la solicitud de comentarios de CNN.
Los NIH aseguraron que informaron sobre la actualización a JAMA, la revista médica que publicó en marzo dos estudios derivados de la investigación. JAMA tampoco respondió a la reciente solicitud de CNN.
A pesar de la cancelación del estudio, los NIH afirmaron que esta decisión no altera las conclusiones, aunque durante la investigación no se hallaron evidencias definitivas que pudieran ocasionar problemas de salud.
En su análisis, los investigadores de estas entidades de EE.UU. examinaron detenidamente los cerebros de quienes se creía que padecían el “Síndrome de La Habana” y no encontraron pruebas consistentes de lesiones cerebrales, ni se observaron diferencias significativas entre este grupo y un grupo control sano.
A continuación, realizaron un segundo estudio aplicando una serie de pruebas a 86 empleados del gobierno estadounidense y sus familiares que afirmaron experimentar los síntomas, comparándolos con 30 personas que ocupaban trabajos similares pero que no presentaban tales síntomas. Casi todas las medidas clínicas y de biomarcadores mostraron que ambos grupos eran iguales.
La enfermedad fue denominada “Síndrome de La Habana” porque se originó a finales de 2016 en la capital cubana, cuando algunos diplomáticos estadounidenses reportaron síntomas que coincidían con un traumatismo craneal, incluyendo mareos y dolores de cabeza extremos. Desde entonces, se han documentado al menos 1,500 casos entre el personal estadounidense destacado en 96 países.