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Días previos a la invasión de Rusia a Ucrania, diversos economistas ya expresaban su preocupación acerca de las repercusiones económicas que este conflicto podría generar, no solo para los países involucrados, sino también para toda la Unión Europea.
Sin duda, “la guerra impacta el crecimiento económico y modifica la estructura de los sectores productivos tanto de manera directa como indirecta. Como resultado, se disminuye el crecimiento, se reduce el intercambio de bienes y servicios, las empresas pierden interés en expandir sus mercados y disminuye la riqueza de los ciudadanos en los mercados bursátiles”, señala un artículo preliminar de El Vocero, que entrevista a varios especialistas en economía.
Horas después de este ataque, los mercados financieros ya se vieron afectados profundamente, con una caída abrupta de las bolsas y un incremento significativo en los precios globales del petróleo. Los valores seguros, como el oro, se elevaron, mientras que las criptomonedas sufrieron un desplome, siendo el bitcoin una de las más afectadas, con una pérdida del 20% en la última semana.
Tomemos ejemplos concretos. El conflicto bélico ha tenido un impacto inmediato en los mercados bursátiles, que experimentaron caídas del 4% en Europa, siendo el Ibex 35 el más afectado, desplomándose un 4,31% y alcanzando su nivel más bajo en un año al cotizar sobre los 8.160 puntos.
En realidad, la Bolsa rusa fue la que más sufrió tras el anuncio del conflicto militar, con una caída inicial del 40%, aunque empezó a recuperarse más tarde. Las bolsas asiáticas también sintieron el impacto, cerrando con pérdidas del 2%.
Las principales criptomonedas no escaparon a esta tendencia, con el Bitcoin cayendo cerca de un 10% en la jornada de apertura del jueves y Ethereum disminuyendo un 12%, alcanzando los 2.375 dólares.
En lo que respecta al mercado de divisas, el rublo ruso disminuyó un 9% este jueves, mientras que el euro también sufrió una caída significativa, cotizándose por debajo de 1,1250 dólares en las primeras horas del día.
Es importante recordar que el gas natural es un combustible esencial para la UE y que depende en gran medida de Rusia, con un aumento del 30%, alcanzando casi los 115 euros por megavatio hora. En este aspecto, España depende en menor medida del gas natural ruso en comparación con Alemania y otros países bálticos. Rusia provee cerca del 45% de las importaciones totales de gas natural de la UE.
En cuanto al petróleo, el barril de Brent, que sirve de referencia para Europa, ha superado la barrera de los 100 dólares, marcando su mayor nivel desde agosto de 2014.
Este aumento vertiginoso de ambos combustibles podría tener consecuencias graves para los bolsillos de millones de europeos, y es probable que estas y otras materias primas alcancen nuevos máximos históricos, afectando severamente a los consumidores del continente.
No son pocos los expertos que apuntan a que Rusia será la gran perjudicada a medio y largo plazo, debido a la imposibilidad de encontrar nuevos clientes como Europa. Este conflicto podría impactar negativamente en el turismo, especialmente en países tan dependientes como España, donde el turista ruso desempeña un papel importante en muchas de las principales ciudades.
Todo esto afectaría al sector hotelero español, que aún se encuentra en proceso de recuperación tras los efectos de la pandemia del coronavirus.
De hecho, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, condenó este jueves las «inaceptables» acciones militares del Gobierno ruso de Vladimir Putin en Ucrania, acusándolo de violar la legalidad internacional. Asimismo, asumió que el conflicto tendrá repercusiones económicas en España y en toda la Unión Europea, especialmente en lo que respecta a la energía.