Foto: Jorge Luis Borges
Las vacunas disponibles en el mundo todavía no han demostrado tener un efecto directo sobre la infección. Por esta razón, la implementación de estas contra el coronavirus no implica que se deban ignorar, olvidar y dejar de lado el resto de las medidas de bioseguridad que han mostrado efectividad. Una de esas medidas es, precisamente, el uso correcto del nasobuco o mascarilla.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dejado claro: “Aplicarse la vacuna contra el coronavirus no es una carta blanca para desatender las medidas de salud como el distanciamiento físico y el lavado de manos”.
Sin embargo, muchos cubanos creen que una vez vacunados, todo estará solucionado y podrán despojarse del nasobuco. No es así. Mientras continuamos el proceso de vacunación, es fundamental seguir utilizando todos los medios de protección establecidos; y después de la vacunación, también, aseguran varios especialistas.
Como en cualquier ensayo clínico, todavía se ignora si al final lograremos protegernos contra la infección. Por ello, no se puede afirmar que las personas estarán protegidas inmediatamente después de recibir la vacuna. La protección obtenida es una respuesta individual: “Hay individuos que tendrán una mejor protección, mientras que otros tendrán títulos de anticuerpos menores y es posible que las vacunas no lleguen a protegerlos, ni siquiera, contra la enfermedad”, mencionó María Eugenia Toledo Romaní, investigadora principal del ensayo clínico de fase III en el Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí”.
A nivel mundial, la doctora Katherine O’Brien, experta en vacunas de la OMS, declaró: “Aún no sabemos cuánto tiempo dura la inmunidad que proporcionan las vacunas disponibles en este momento. Estamos monitoreando a las personas que han recibido las vacunas para averiguar si su respuesta inmunitaria es duradera y el tiempo durante el cual están protegidas contra la enfermedad. Por lo tanto, realmente, tendremos que esperar para ver cuánto tiempo es efectiva esta inmunidad”.
Una de las razones principales que argumentan los expertos para mantener esta medida preventiva, mientras continúa la incertidumbre sobre la efectividad de las vacunas frente a las nuevas cepas, es el avance y la mutación del virus.