Ángel García, conocido como “Antolín el Pichón”, se ha desvanecido de la televisión cubana durante varios años. Quien fue uno de los humoristas más queridos por el público ahora reside en el estado norteamericano de La Florida, y su ausencia se siente profundamente entre los cubanos que permanecen en la isla. A lo largo de varias décadas, interpretó memorables escenas del humor cubano en personajes como el Guajiro de Manaca y La Pía, entre otros.
A pesar de su notable falta, Ángel, que cumplirá 68 años el próximo diciembre, ha estado atento a la realidad cubana. Tras las manifestaciones del 11 de julio, decidió cancelar sus presentaciones en Estados Unidos en señal de solidaridad con los difíciles momentos que atraviesan los cubanos, un gesto que también adoptaron otros artistas de la isla, tanto en Estados Unidos como en otros países.
Ángel García nació en 1953 en Villa Clara y siempre se ha destacado por su habilidad para interpretar diversos personajes, muchos de los cuales eran antagónicos entre sí. Estos personajes lo hicieron brillar en la televisión, en teatros y en clubes nocturnos.
Su trabajo generó un impacto innegable en los escenarios cubanos, gracias a su comicidad innata y a su habilidad para improvisar y comunicarse con el público. Utilizaba un humor criollo basado en las esencias y tradiciones del pueblo, exagerando estos rasgos en su actuación para lograr un mayor impacto en los espectadores; esta fue una de sus principales herramientas en el escenario.
El resultado era evidente. Los cubanos llenaban con frecuencia los teatros donde se presentaba y seguían los programas televisivos en los que participaba.
Todos los cubanos saben que no se puede hablar de Ángel García sin mencionar «Sabadazo», el programa que, conducido por Carlos Otero, alcanzó gran popularidad en la televisión cubana durante la década de los 90. Este programa contó con un destacado elenco de figuras, incluyendo a Geonel Martín (Gustavito), Ulises Toirac, Conrado Cogle (Bonco Quiñongo) y Osvaldo Doimeadiós, quienes lograron hacer reír a los cubanos, permitiéndoles escapar de la desesperanza provocada por la aguda crisis económica del periodo especial. En ese espacio, Ángel García se transformaba entre La Pía y Antolín, iluminando las noches de los fines de semana.
Con el tiempo, «Sabadazo» ha sido reconocido como uno de los seis programas humorísticos más relevantes en la historia del humor cubano en televisión. Este listado incluye otros espacios como «La tremenda corte», «Alegrías de sobremesa», «Jura decir la verdad», «Deja que yo te cuente», y, por supuesto, el icónico «Vivir del cuento».
Ángel García inició su carrera profesional en el humor en Santa Clara con el grupo Los Píos, al que siempre recuerda con cariño tras alcanzar el éxito. Un dato poco conocido es que el guionista Alberto Luberta fue quien le dio el apodo de Antolín cuando el humorista alcanzaba el apogeo de su popularidad con su personaje de La Pía, un travesti cuyas expresiones eran una exageración, un rasgo que predominaba en la mayoría de sus personajes.
El carismático artista fue considerado uno de los humoristas más destacados de Cuba, gracias a las herramientas de interpretación y comunicación que perfeccionó a lo largo de su carrera.
Su emigración a Estados Unidos dejó un gran vacío en el mundo del humor en la isla, que ha visto cómo en los últimos años varios de sus exponentes más conocidos han partido. Sin embargo, en La Florida, ha logrado mantenerse activo, interpretando algunos de sus personajes más recordados por los cubanos. Aun así, ha enfrentado momentos muy difíciles, como la pérdida de su hijo Dayán en noviembre de 2020, una tragedia que generó cientos de mensajes de apoyo de la comunidad artística cubana en la isla y en el exilio.
En la llamada “Ciudad del Sol”, ha colaborado y compartido escenario con importantes figuras del humor cubano que han decidido establecerse en Miami y en otras ciudades de Estados Unidos, como Iván Camejo, Bonco Quiñongo, Nelson Gudín, y el popular presentador Carlos Otero, entre muchos otros.
A pesar de la distancia, en la isla se recuerda, tal vez con cierta nostalgia, el carisma y la versatilidad de Ángel García, quien dejó su huella en el arte de hacer reír y mostró un camino para crear un humor con carácter, más allá de los chistes fáciles o las ofensas que otros supuestos artistas utilizan para captar la atención del público.
Durante su trayectoria en Cuba, Ángel presentó interpretaciones realmente icónicas de sus personajes, que, con sus propias singularidades, aún perduran en la preferencia y el recuerdo de miles de cubanos, quienes seguramente añoran volver a ver a Antolín o La Pía en sus andanzas por los espacios televisivos dedicados al humor o en los teatros de la isla, desde donde cimentó su camino hacia el éxito como el “Guajiro de Manaca”.